TANGENTE…
Por Oscar Díaz Salazar
RENOVARSE O MORIR …PARA ATRÁS LOS FILDERS
Cuando ya han transcurrido más de siete meses del gobierno de Egidio Torre Cantú, aun hay colegas que no han captado las nuevas señales, que no han percibido por donde viene la jugada, que no han renovado el chip que les fue muy útil en el pasado inmediato, cuando gobernaba Eugenio Hernández.
Si hasta el pasado diciembre el futuro de la patria no podría ser otro mas que el de ser gobernados por Enrique Peña Nieto, hoy se percibe que las querencias del primer priista de Tamaulipas, andan mas bien por el rumbo de Manlio Fabio Beltrones.
Si en los seis años anteriores se percibía al gobierno federal y al PAN como los enemigos públicos numero uno de los tamaulipecos de bien, aunque se pactara en lo obscurito con ellos, hoy se participa y colabora en los actos de la burocracia federal, y no se tienen reservas para intercambiar elogios y tomarse la foto del recuerdo.
Si con Geño Hernández se prohibía - y boicoteaba cuando no funcionaba el veto - la visita de los Secretarios de Despacho del gabinete federal, hoy se les recibe con las cortesías que indica el manual del buen político.
Si en el pasado se tenía a la política electoral como el centro de todas las acciones y preocupaciones de la clase gobernante, hoy la eficiencia administrativa de inspiración porfirista parece ser la divisa principal.
Si en el pasado se negó la realidad, se culpó a las redes sociales por crear el mito de la inseguridad en Tamaulipas, y solo se reconocieron algunos hechos aislados, hoy se colabora con el gobierno federal y se reconoce en su justa dimensión el problema de la violencia que padecemos los tamaulipecos.
No han pasado mas que siete meses desde que los jilgueros de Eugenio Hernández le auguraban un futuro luminoso en la dirigencia nacional del PRI, y ahora nadie se atreve siquiera a imaginar que puede tener vigencia política en lo inmediato.
Ahora que el Plan Estatal de Infraestructura del sexenio anterior, es solo una mole de concreto y cristal poco funcional, un elefante blanco y una deuda que provoca la parálisis del gobierno en su primer año de administración, ya no hay quien argumente que Eugenio Hernández es el estadista que necesitábamos los tamaulipecos para acceder a la modernidad.
Hoy que los amigos del Geño ven transcurrir los días entre el recuento del botín y los rezos y plegarias para que el manto de la impunidad los siga cobijando, ya no hay quien confunda a la pandilla de juniors de gustos refinados, con una nueva clase política que gobernaría a nuestro estado en los próximos 18 años.
Algunos colegas no han entendido que Cabeza de Vaca ya no es la encarnación del demonio, ya no es el malo de la película.
Deberían aprender de los periodistas, cineastas, propagandistas e ideólogos norteamericanos que muy rápido se acoplan a las necesidades de su patria, de su gobierno, y no les resulta complicado cambiar la mira de sus ataques de Manuel Antonio Noriega a Sadam Hussein, de Fidel Castro a Hugo Chávez, de Cuba a Medio Oriente, y a cualquiera que se atreva a obstaculizar los negocios de las petroleras y la industria armamentista norteamericana.
Renovarse o morir es la consigna… hay que cambiar de villanos...