TANGENTE…
CAMBIOS…
Por Oscar Díaz Salazar
Hasta que los ciudadanos
acudieron a las urnas para expresar su rechazo al gobierno local y priista, los
políticos que forman parte de esos gobiernos, particularmente los del poder
ejecutivo del gobierno estatal, se dieron cuenta de que la sociedad requería un
mejor trabajo, respuestas mejores, atención más eficiente, más y mejores obras
y servicios.
La derrota en las urnas
electorales disparó los mecanismos de reacción de la clase política que nos
gobierna y por eso es que se percibe, en la alta burocracia y en la prensa
afín, la urgencia de implementar cambios, aunque en la percepción de la mayoría
en ese círculo de servidores públicos y sus “plumas”, la creencia es que basta
con cambiar a las personas que ocupan los más altos cargos en la administración
estatal y en el Comité Directivo Estatal del Partido Revolucionario
Institucional.
Considero que quienes
integran el gobierno de Tamaulipas, los que desempeñan los cargos de mayor
responsabilidad, no necesitaban esperar hasta que los electores les expresaran
su rechazo con la derrota de los candidatos de su partido…La desaprobación al
desempeño del gobierno y la necesidad de ajustar prácticas, políticas,
tradiciones y costumbres se debieron captar antes de la debacle electoral, se
debieron registrar y corregir en el camino, sobre la marcha.
En el primer lugar de mi
lista de “avisos” que debieron captar las autoridades para implementar cambios
en las políticas y en las “plantillas” laborales, tenemos las múltiples
manifestaciones de la inseguridad en nuestro estado.
La multiplicación de
jóvenes sin oficio ni beneficio (NINIS) y su incorporación a las filas de la
delincuencia, debió provocar la reflexión en torno al desempeño de los
responsables del Instituto de la Juventud y de las instituciones encargadas de
educar a los jóvenes y adolescentes.
La proliferación de
enfermos de dengue que se atienden en las instituciones de salud pública, debió
provocar la reflexión (y la acción) sobre los programas de prevención que
implementa la Secretaria de Salud.
Los indicadores de
deserción escolar, de la prueba PISA, de la prueba ENLACE, de los exámenes para
ingresar a laborar a la Secretaria de educación, así como los persistentes
conflictos con la representación gremial del magisterio, son síntomas de
prácticas y decisiones que requieren ajustes y correcciones para mejorar la
educación básica que se brinda a los tamaulipecos.
El incremento en delitos
de fuero común, en el robo, en la práctica de la prostitución, en los divorcios,
en los conflictos entre vecinos y en las riñas, debió generar reacciones para
entender las causas – una de ellas, la pobreza – y para aplicar los programas y
las inversiones que lograran revertir la descomposición del tejido social.
El abandono (literal y en
sentido figurado) del campo tamaulipeco, los robos que sufren los agricultores
y quienes maquilan la trilla de granos y el descenso en los indicadores de
productos cosechados, son solo una muestra de los gravísimos problemas que
experimentan los productores agrícolas y los ganaderos de Tamaulipas.
El desplome en la
ocupación hotelera de la zona conurbada, el cierre de negocios en las zonas
centro de los municipios fronterizos, el cierre, abandono y destrucción de
hoteles en varios municipios y en zonas rurales y la caída en el registro de
visitantes de Nuevo Progreso, son factores que exigen la preocupación y la
ocupación de las autoridades estatales en materia de turismo.
El cierre de maquiladoras,
el abandono de los trabajos en la Cuenca de Burgos, el cierre de comercios de
diversa índole, la cancelación o posposición de proyectos de inversión en el
rubro comercial, industrial, hotelero y de infraestructura también debieron
tener una “lectura” inteligente y una reacción oportuna.
En fin, considero que en
los 20 meses de gestión de la actual administración se han podido observar,
(aunque en el gobierno no las han querido ver), diversas señales que la
sociedad tamaulipeca a “mandado” para indicar la necesidad de realizar ajustes,
para proceder a implementar cambios que no solo contemple a los organigramas,
también debe considerar una reingeniería en el gobierno, la reasignación de
presupuestos, la re definición de prioridades, la adopción de nuevos enfoques,
la puesta en práctica de nuevos programas, la corrección de fallas, la
convocatoria a otros actores sociales y la aplicación de otras prácticas.
Si hubieran leído bien la
realidad, el Ejecutivo, sus asesores y colaboradores se habrían dado cuenta de
que la sociedad quisiera cambiarle al gobierno de Tamaulipas, “hasta el modito
de andar”…
oscardiaz482msn.com