EL FILÓSOFO DE GÜÉMEZ…
Por Ramón Durón Ruiz.
El anecdotario revolucionario es prolífico, cuenta que
cierta ocasión “siendo Presidente de la República don Plutarco Elías Calles,
escuchó a uno de sus secretarios, Juan Manuel Caussaranc, que airadamente le
decía: — General, para mí y la mayoría de los mexicanos, esta
administración federal ha sido la mejor de este siglo, aún cuando algunos dicen
que la supera la anterior.
Don Plutarco se quedó unos segundos ensimismado para
luego decirle: —Gracias Juan Manuel, sé que eres sincero al decirlo,
pero toma en cuenta que en el gallinero de la política no siempre la gallina
que pone el mejor huevo es la más aplaudida…sino la que lo sabe cacarear
mejor.”1
Por eso, el viejo Filósofo, te invita a que cacarees
hacia tu ser interior que hoy es el día más hermoso de tu vida, que cacarees
que estás pleno de bendiciones y salud y que eres un triunfador, si no empiezas
por decírtelo tú…¿quién lo va a decir?
Hoy hemos llegado hasta la luna, pero omitimos llegar
al corazón de nuestros seres queridos, cacareándoles cuánto los amamos; hoy
tenemos ciber carreteras que traen al instante información, pero omitimos
cacarear nuestros pensamientos de bienaventuranza para la gente de nuestra
vida.
Vivimos en una época en la que por sobrevalorar un
mundo materialista, hemos dejado de valorar el poder y la fuerza de la palabra,
que alienta o debilita, que levanta o arrincona y con ello, el ser incapaces de
dar un paso cuántico que llene de luz nuestra vida, alimentando la
parte divina que hay en nuestro interior.
Con tantas cirugías plásticas que hoy la ciencia pone
a disposición del ser humano, cada nuevo amanecer hemos olvidado al mirarnos al
espejo, ser capaces de darnos palabras de aliento, mensajes de amor, de
enamorarnos de nosotros mismos y con ello de la vida.
Qué importante es tener la capacidad de entender que
el cuerpo –gordo o flaco, alto o bajo, güero o moreno–, es la barca que Dios
nos dio pa’ navegar por este mundo y en la medida en que seamos capaces de
expresarle palabras de amor a cada parte de él, amándonos al extremo tendremos
una elevada autoestima y el suficiente amor para compartir…porque nadie puede
dar lo que no tiene.
Déjeme darle una muestra del poder de la palabra, a
través del ingenio de estas décimas veracruzanas: “¿El por qué del calzón
negro?” de autor desconocido, que enviadas por mi amigo Gaudencio Medrano Mar,
me permito compartirle:
“Salió una anciana del baño, su viejito la miraba y al
punto le preguntaba: ¿De dónde es el gusto extraño, pues ya llevas
varios años usando ropa interior de oscuro y serio color, y ya mi vista se
aburre, qué acaso no se te ocurre que eso te da más calor?
La viejita indiferente, caminando paso a paso levanta
en su mano un vaso y allí sumerge los dientes, al viejo mira de frente, para
darle explicación se acomoda en el colchón y guarda una breve pausa: Aquí te
digo la causa de lo negro del calzón.
Muchos colores usé, pues la carne firme estaba, el
fuego que me quemaba contigo lo disfruté hace tiempo lo apagué por no hacerlo
disoluto, te fui fiel en lo absoluto lo que te digo es muy cierto: Cuando el
pájaro está muerto, el nido viste de luto.”
1.
http://www.contactox.net/index.php/historia/gilberto-escobosa-cronicas/1700-ancdotas-presidenciales-de-sonorenses