TANGENTE…
Por Oscar Díaz Salazar.
Fue durante una conversación
a bordo de un lujoso yate, cuando el Senador supo que no sería para él la
gubernatura del estado, ahí fue donde se enteró que su condiscípulo del Tec no
cumpliría el pacto que años atrás establecieron para obtener y conservar el
poder en la entidad que los vio nacer.
En las semanas que
antecedieron a esa decepcionante revelación, el reynosense se fue dando cuenta
de que las cosas ya no marchaban conforme a lo planeado, de acuerdo a ese
compromiso que fincaron en los años en que estudiaban las teorías económicas y
que refrendaron en las trayectorias político - laborales casi paralelas que los
llevó a trabajar en la Secretaría de Programación y Presupuesto, el Programa
Nacional de Solidaridad, la diputación federal, la alcaldía (uno de Matamoros y
el otro de Reynosa) y el Comité Directivo Estatal del PRI.
La política les había
permitido estrechar la amistad que surgió en las reuniones formales y en las
fiestas que organizaban los estudiantes tamaulipecos en el Instituto
Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey.
La política y - con el
tiempo supimos - otros factores de poder asentados en la ciudad natal del
estudiante pobre y becado, le permitieron acceder primero al máximo cargo
político al que puede aspirar un tamaulipeco, adelantándose al estudiante de
familia rica en ese anhelo compartido.
En el principio del fin de
ese sueño que lo ubicaba como sucesor de su viejo amigo, el germano no le dio
mucha importancia al impostor que truncó el compromiso de ese grupo destinado a
gobernar por 30 años en su estado, aplicando el modelo salinista – colosista.
Parecía un simple capricho
de su amigo…El tiempo le hizo ver al reynosense que si bien el Calígula de Matamoros
no hizo Senador a su caballo, si se atrevió a convertir en diputado, alcalde y
gobernador al sujeto que una tarde deleitó su pupila en los baños del Club
Campestre de la capital…Dicen que ese día el flechazo fue instantáneo y muy
impactante y que tras reponerse de la sorpresa el de Matamoros solo atinó a
decir: “es la cosa más hermosa que he visto en mi vida”.
Puestas en la balanza
resulta que pudieron mas las hormonas, que las neuronas, el compromiso
generacional, la amistad añeja, los sueños compartidos, el proyecto de vida
trazado años atrás y el compromiso con los gobernados.
Pero regresemos a esa amarga
jornada en la que se reunieron, con el pretexto de la pesca deportiva, las
partes involucradas en la sucesión de Napoleoncito de Matamoros caído hoy en
desgracia.
El que vivía sus horas
postreras como mandamás en Tamaulipas, les pidió a los dos cercanos que
llegaron a la recta final de esa sucesión, que se pusieran de acuerdo, que
llegaran a un consenso para que el relevo fuera lo más terso posible, lo menos
traumático.
Si la herencia favorecía al
economista de Reynosa, lo que se pedía eran algunas “posiciones” para el que
había logrado flechar al “corazón de Tamaulipas”, concretamente la Secretaria
de Obras Publicas para quien estaba en vísperas de concluir su labor de alcalde
de la capital.
El ex alcalde de Reynosa
supo que tras esa inocente petición para ceder un lugar en el gabinete, se
escondía el compromiso de tolerar todos los negocios y el saqueo que en esa
Secretaria en particular y en el gobierno todo, estaban operando los cómplices
de su colega.
Pecando de sincero, el ex
Secretario de desarrollo social le dijo a su viejo amigo que lo “consideraría”,
cuando las circunstancias obligaban a expresar un sí rotundo…aunque luego el
tiempo diría.
En la versión de un testigo
presencial, fue ahí donde el reynosense perdió la oportunidad de ser
Gobernador.
Lo que hoy sabemos es que la
“Cosa más hermosa” si estuvo dispuesto a todo para llegar al cargo de
Gobernador…si permitió que continuara el saqueo brutal y la corrupción
degradante en el gobierno.
Pero no es mi estilo hacer
leña del árbol caído (por lo menos muy ladeado)…lo que me interesa comentar es
la posible existencia de compromisos y pactos igual de negativos y aun
vigentes, que mantienen en el gabinete actual a varios emisarios de Eugenio
Hernández y de Tomas Yarrington.
¿HASTA CUÁNDO?...