EL FILÓSOFO DE GÜÉMEZ…
Por Ramón Durón Ruiz
Un grupo de cinco aspirantes a doctor en filosofía,
llegó al municipio de Miquihuana, Tamaulipas, iban con el propósito de poner en
práctica el método etnográfico y recopilar información para la tesis
doctoral: “100 años de ausencia
presidencial en el IV Distrito Tamaulipeco”.
El último presidente que había recorrido el municipio
era Porfirio Díaz y ante la próxima visita del Ejecutivo federal, se aprestaban
a recabar información de campo.
Los estudiantes sabían que se encontraban en
territorio parte de “la cultura de la carne asada”, como lo definió
Vasconcelos, llevaron carne para asar, salchichas, queso, tortillas, aguacate,
cebolla, asador, chile pa’ la salsa…pero se les olvidó el carbón…Como siempre,
mandaron al más ‘endejo a comprarlo.
Pensando en el frío que hace en este municipio, se
trenzó una cobija arriba del suéter y salió de la casa de campaña, rumbo al
pueblo…No había caminado 100 metros, cuando se encontró con un campesino que
llevaba unos burros cargados con costales de carbón. Ipso facto –de
inmediato–, el aspirante a doctor en filosofía, le dijo: — ¡Parad! ¡Oh!,
distinguido, conspicuo, insigne, grande y vigoroso morador, de las agraciadas,
altas y gélidas montañas de Miquihuana: ¿en cuánto valoráis los maderos
calcinados que portáis sobre los omóplatos de vuestros pollinos?
El campesino se quitó el sombrero, se rascó el pelo
entrecano y recorriéndolo de arriba abajo con su mirada, le dijo: — ¿Qué
quieres hijo de la tiznada?
— ¿Que cuánto vale el carbón?
— ¡Pos eso dime ‘abrón!
Si en este momento le preguntaran al viejo Filósofo,
¿qué es lo que quieres?, respondería: Quiero que nuestros políticos nacionales,
trabajen en la gobernabilidad, pues hay regiones en el país en donde está
secuestrada.
Quiero que dejen de tener protagonismos vanos, que
sólo generan innecesarios conflictos y polarizaciones inaceptables, que a lo
único que conducen es a que ellos vivan bien, con sueldos estratosféricos y
altas prestaciones y haya un distanciamiento inaceptable entre pobreza y
riqueza, que ponen en entredicho nuestra democracia, porque es incapaz de
proporcionar bienestar a millones de mexicanos que viven en la pobreza.
Quiero que nuestros políticos entiendan que en este
gran país “nadie debe gozar de lo superfluo, mientras la mayoría carece de lo
necesario”
Quiero que nuestros partidos políticos se vinculen con
la sociedad, porque hoy en día, tienen mucho poder político y económico…pero
cuentan con muy escasa representatividad social.
Quiero que mi patria no se pierda frente a los excesos
del poder, los intereses de los feudos, las prebendas de las tribus políticas,
las facciones, las mafias políticas o frente a la posibilidad de la anarquía.
Quiero la construcción de los consensos, de acuerdos
políticos desde el Congreso; del manejo político adecuado desde el Ejecutivo;
de la operación política eficiente; del respeto a la ley, a las instituciones,
a la sociedad.
Ya es tiempo que nuestros partidos respondan a la
ciudadanía con eficacia y eficiencia…con buenos resultados en materia de
generación y mejor remuneración de empleos, combate a la pobreza extrema, en
educación…en seguridad.
Quiero políticos que respeten y hagan respetar la
decisión del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, quien
tiene el mandato final de más de 50 millones de mexicanos que fuimos a las
urnas en búsqueda de un México mejor.
Quiero que dejen de promover la violencia, el
desorden, de administrar el desánimo y el desaliento, que sólo funda un
ambiente de crispación ciudadana, frente al riesgo inminente de que la
gobernabilidad se vea desbordada.
Quiero que todas las filiaciones partidarias, en un
Pacto Nacional de Reconciliación, construyan una democracia eficiente, con un
gobierno en el que participe no el club de amigos del presidente en turno, sino
los mejores mexicanos, que en conjunto logren afianzar y eficientar nuestra
democracia y fortalezcan el principio de autoridad, que por falta de oficio político…¡Se
ha extraviado!
Quiero que mantengan la viabilidad de las variables
económicas del sistema financiero mexicano, que se ocupen en una férrea
disciplina fiscal en los tres órdenes de gobierno...que le corten las uñas a
alguno que otro pilluelo…A propósito, transcribo un epigrama de Antonio Plaza:1
“Al cortarse un
usurero Recortadas,
las tiró
las uñas, exclamó
Lino: saliéndose
á poco rato;
‘va a perder este grosero vino
su gato, las vio,
lo único que tiene
fino’. y
le dio hipertrofia al gato.”
1.http://es.scribd.com/doc/36079239/39/Al-cortarse-un-usurero