lunes, 29 de octubre de 2012

¡DEJEN QUE EL LEÓN ESCOJA!..."COLUMNA"...


EL FILÓSOFO DE GÜÉMEZ…

Por Ramón Durón Ruiz

Hace 30 años, cuando publiqué el libro de El Filósofo de Güémez, fui en búsqueda de quien podría haber encarnado este personaje, me dijeron: Don Darío Guerrero, el Maestro Juan Mancilla o Don José Calderón, tres sabios personajes llenos del oficio de vivir.

Cuando entrevisté a sus familiares, octogenarios algunos de ellos, me dijeron: “Mi apá no fue el filósofo”…Llegué a la conclusión que en la vertiente humana era difícil definir quién era el filósofo…Surgió entonces la vertiente social, en la que concluí que se encarna en el colectivo social, es decir, ¡el filósofo somos todos!...yo soy su cronista.

Así, he trabajado con amor en tres vertientes: 1)-La del humor, en donde en un principio había sólo 16 frases; a la fecha tengo más de 3 mil frases, mil anécdotas –cargadas de una buena fe extraordinaria, sentido de vida, de una excepcional ingenuidad provinciana y de la universalidad que provee el sentido del humor;

2)-Le he creado también al personaje, la visión política, enriquecida por mi modesta experiencia en estas lides como: regidor, diputado, presidente municipal, líder juvenil y sectorial, colaborador de Luis Donaldo Colosio, funcionario federal y estatal en múltiples cargos, que me sirvió para publicar el libro Gobernabilidad secuestrada, y…

3)-La visión espiritual, en la que me he preparado académicamente tomando el proceso de entrenadores impartido por el Dr. Jorge Haddock, en Life Center Monterrey…El Instituto Mexicano de Psicooncología me capacitó con un diplomado en  hipnosis  terapéutica y acabo de concluir mi Doctorado en Tanatología, en el mismo instituto; en diciembre −Dios mediante−, habré de defender mi tesis de grado. 

En la visión tanatológica-espiritual del viejo Filósofo, entiendo que el mexicano no puede hablar de su propia muerte, habla de la muerte de el de enfrente o de la del de a un lado, pero de la suya…¡jamás!

Miguel Unamuno, en el libro Del sentimiento trágico de la vida, dice que el único acto del hombre en soledad es la muerte…Porque es el único acto en el que no puede verbalizar, no puede decir nada con palabras, ni siquiera hola estoy muerto.

Pero el fallecido habla a través de los símbolos, su rostro, sus manos, su cuerpo, que al partir a rendir cuentas al hogar del Padre, dejan un profundo simbolismo para quienes saben interpretarlo…Si agoniza largamente, hay un duelo pendiente por resolver, si al morir inmediatamente el difunto está en una posición tan rígida que no se le puede vestir, es importante hacer uso del poder del susurro que desde el oído llega a su alma y da al cuerpo flexibilidad para vestir y ayudar a la paz interior para bien morir.

Mi queridísimo maestro y uno de los mejores tanatólogos del mundo, Marco Antonio Polo Scott, comenta que la Tanatología con la Dra. Elizabeth Kübler Ross, nació como un trabajo eficiente en los procesos adaptativos del paciente moribundo, su libro Sobre la muerte y el moribundo, es excelente.

Es decir, no nació como ciencia, en un principio era un conjunto de actividades llamadas consejería, pero como todo en la vida, tiende a desarrollarse…En la actualidad es una ciencia, que como tal, tiene múltiples definiciones, una de ellas es la de mi maestro el Dr. Marco Antonio: La Tanatología es la ciencia que estudia el sentido de la vida y muerte del ser humano: biopsico-social y espiritual.

La historia de la Tanatología es como la de las grandes ciencias, la de fracasos y desencuentros, eso la ha hecho grande…Para el Dr. Polo Scott, la Tanatología ha evolucionado y cuenta con cinco campos de aplicación:

1.- Tanatología médica…2.- Tanatología de la intervención, Psicotanatología…Con un enfoque humanista, Tanatología transpersonal e integral…3.- Tanatología legal…Tanatología forense...4.- Tanatología pedagógica…Tanatología de la educación, en ninguna institución se enseña a morir…difícilmente a bien vivir…5.- Tanatología social…Tanatología antropológica.

Resulta que un lisiado paseaba por un circo en su silla de ruedas, era empujado solidariamente por un amigo…En eso, un niño travieso quita la tranca de la jaula del león, mismo que empuja la puerta y sale rugiendo furiosamente…Todo el mundo corre despavorido: los vendedores, los payasos, el malabarista, el amigo del inválido, produciendo un alboroto en el circo.

En eso, un hombre –mientras corría−, se da vuelta y ve al lisiado muy atrás, dándole desesperadamente a su silla de ruedas, con el león prácticamente encima…El tipo se apiada y empieza a gritar:

¡El de la silla de ruedas, el de la silla de ruedas!

Mientras corren varias personas se dan vuelta y también gritan a coro:

¡El de la silla de ruedas, el de la silla de ruedas!

El de la silla de ruedas, que viendo de cerca la muerte continuaba dándole con todas sus fuerzas a la silla, los mira furioso, mientras le grita: —No sean ‘abrones... ¡dejen que el león escoja!

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