.: Redacción :.
|Grupo PEÑA-CRUZ|
Ciudad de México,
D.F.- Manuel Espino
acusa en su libro El poder
del águila: Felipe Calderón, saboteó la campaña de la candidata del
Partido Acción Nacional (PAN), Josefina Vázquez Mota y prefirió pactar con
Enrique Peña Nieto.
Expulsado
del PAN por órdenes del propio Calderón, según él, Espino afirma en su libro
que está en circulación, editado por Miguel Ángel Porrúa, que la derrota fue
también consecuencia de los errores de Vázquez Mota, de su “hechura artificial
y (la) fragilidad de sus propuestas”, así como del abandono del PAN y su
presidente, Gustavo Madero.
De
Vázquez Mota escribe: “Sin solidez estratégica en su campaña, con una gran
improvisación de acciones mal ejecutadas y cambios abruptos en la agenda,
rápido cayó en el desorden…Esas y otras evidentes deficiencias fueron aspectos
que desde el primer momento mermaron sus ya de entrada escasas posibilidades”.
Y
enseguida señala: “Con ese pretexto Calderón secuestró al comité de campaña imponiendo
a sus incondicionales…Aquí se dio un punto de inflexión: en lo que más pareció
un sabotaje que un intento de ayudar genuinamente, el presidente ‘reforzó’ a la
candidata con un equipo de reconocidos perdedores, personajes carentes de
experiencia exitosa en campañas y que repetidamente han mostrado su incapacidad
de operar electoralmente”.
Añade:
“Los mismos que fueron derrotados en ciudades emblemáticas para el PAN durante
el sexenio recibieron un encargo para el que evidentemente no estaban
preparados: ganar una contienda presidencial”.
Refiriéndose
a Juan Ignacio Zavala, Guillermo Anaya Llamas, Maximiliano Cortázar, su cuñado,
compadre y ex vocero de Calderón, Espino enjuicia: “Ese grupo de
desprestigiados calderonistas suplantó al equipo josefinista, como si de un
Caballo de Troya se tratase…Los resultados sugieren que por no haber quedado su
delfín, Ernesto Cordero, Calderón decidió impedir que Vázquez Mota, ganara la
presidencia”.
En
el capítulo “La derrota anticipada del PAN” –uno de los diez que integran el
libro de 420 páginas, que apenas el miércoles fue presentado en el Polyfórum
Siqueiros–, Espino se ocupa también del PAN, de sus dirigentes y
específicamente de Madero:
“Ante
la debacle comenzó la emigración de dirigentes y líderes regionales del PAN…Incluso
el mismo presidente nacional del partido, Gustavo Madero, descuidó la campaña
para regresar a su escaño de senador…Por su parte, con las piedras dejadas por
las ruinas de lo que destruyeron, los calderonistas comenzaron a construir
puentes con el puntero en las encuestas, lo que equivale a una rendición de la
casa presidencial”.
Ésta
total ausencia de compromiso y de mística de la cúpula del PAN, la falta de
capacidad de Vázquez Mota en el primer debate –que “la colocó en un escaparate
que demostró su hechura artificial y la fragilidad de sus propuestas”–, así
como las justificaciones de “falta de recursos” para la campaña, generó
desánimo y resignación entre panistas, apunta Espino.
“La
candidata demostró que era diferente: Con capacidades y talentos menos
desarrollados que los de sus competidores…así, un mes antes de la elección ya
había quedado relegada a una tercera y lejana posición en la competencia…Para
los electores, la opinión pública y los analistas serios, quedó claro que la
suerte ya estaba echada…Al paso de los días y de los desangelados eventos de
campaña del PAN, cada vez más mexicanos comenzaron a decir: ‘Josefina no va a
ganar la elección’.
No era clarividencia política, sino sentido común”…