Jenaro
Villamil…RMX…
El 21 de
diciembre buena parte de los medios de comunicación estaban pendientes de las
ceremonias del fin del mundo o del inicio de un nuevo ciclo astral, atribuidas
a una lectura new
age de algunas estelas mayas. La cultura milenaria que ocupa la Península de
Yucatán, Chiapas, Tabasco y buena parte de Centroamérica nunca hizo profecías
ni predicciones. Su concepción del tiempo ha sido circular y producto de una
observación sistemática de la realidad, como bien apunta el antropólogo Pedro
Bracamonte y Sosa en un extraordinario ensayo etnohistórico sobre el
pensamiento maya, Tiempo Cíclico y Vaticinios.
En entrevista con Bracamonte, el investigador también
comentó que un trabajo de
campo reciente, con entrevistas entre 120 ancianos indígenas mayas, le confirmó
que la visión histórica entre esta cultura es cíclica. Ellos afirman que
ganaron “la gran guerra” contra los invasores, en referencia a la Guerra de
Castas que se prolongó durante décadas en la Península de Yucatán.
“Si ganamos
la guerra, por qué
se mete México (el centro del país) con nosotros?”, reflexionan muchos
ancianos. Hablan de una “próxima guerra” porque el acuerdo se ha perdido entre
las dos civilizaciones.
Al mismo
tiempo que leía los apuntes de esta entrevista, mientras la milagrería sobre el
“fin del mundo” proliferaba en los grandes medios de comunicación, en las
comunidades de Ocosingo, San Cristóbal de las Casas, Palenque, Altamirano y Las
Margaritas, miles de mayas zapatistas protagonizaron una marcha que anunció el
inicio de un nuevo ciclo del EZLN frente a la reciente administración federal
de Enrique Peña Nieto.
Esta forma
eficaz y de alto impacto, volvió a recordarnos que hace 19 años se inició una
rebelión en Chiapas no para reclamar cargos de elección popular, puestos de
gobierno o cambios legales sino para resistirse frente a un imparable proceso
de etnocidio que un modelo político y económico depredador les ha impuesto a
los mayas vivos, no a los de las estelas ni a los que Hollywood filma como si
fueran culturas muertas.
La
reaparición del EZLN en el escenario “occidental” y frente al inicio del
gobierno de Enrique Peña Nieto no era algo calculado por el propio equipo del
mexiquense. Cada 1 de enero se espera un posicionamiento del ejército que en
1994 golpeó en el corazón del orgullo salinista demostrando que México no era
un país del primer mundo y millones de indígenas estaban excluidos de esa
operación propagandística. Desde hace 4 años se creía que el EZLN estaba
limitado sólo a las comunidades que gobierna de forma autónoma y que había
perdido la fuerza de su principal vocero, el subcomandante Marcos.
En la
sociedad del espectáculo político es difícil entender y captar las señales de
movimientos como el EZLN. Por eso, su capacidad para volver a atraer la
atención constituye el inicio de un nuevo ciclo. No se consideran derrotados
sino traicionados. No están resignados sino dispuestos a la lucha y la
resistencia. “Nunca nos fuimos”, insisten. No están dispuestos a pactar ni a
tomarse la foto con Peña Nieto para firmar un Pacto por México que ni siquiera
recuerda las demandas de la Sexta Declaración de la Selva Lacandona.
Los tres
comunicados recientes son muy claros. Consideran el retorno del PRI a la
presidencia de la República como un “golpe de Estado mediático” y reiteran
desde su primer mensaje que la marcha silenciosa del 21 de diciembre se realizó
“para hacerles saber (a los priistas) que si ellos no se fueron, tampoco
nosotros”.
Más extensa,
la segunda misiva es una reflexión y recuento del subcomandante Marcos sobre
Peña Nieto, en especial, por la represión en San Salvador Atenco, su vínculo
con “Arturo Manos Largas Montiel” y por su condición de político de reality
show.
“¿No es
quien se jactó de la violencia policiaca en San Salvador Atenco y con su
actitud soberbia, olvidando que estaba frente a jóvenes críticos y no en un set
de televisión, desde su puesto de mando ubicado en el baño de la Ibero, ordenó
calumniar a los inconformes y detonó así el movimiento juvenil-estudiantil
después conocido como #YoSoy132?
“¿No es
quien, como primer acto de gobierno y ahora coludido con el gobierno perredista
del DF, ordenó la represión contra las manifestaciones del 1 de diciembre de
este año y que derivó en la detención, tortura y encarcelamiento de inocentes?
“¿No es
quien no ha leído bien ni el teleprompter que le acompaña aún antes del golpe
de Estado mediático del 1 de julio de 2012?”, preguntó de manera irónica y
contundente el subcomandante Marcos en su extenso comunicado.
Marcos
recordó el papel de Emilio Chuayffet en la “traición de febrero”, en la matanza
de Acteal, reiteró su duro juicio contra Rosario Robles, recordó que Miguel
Ángel Osorio Chong, el flamante súper secretario de Gobernación tiene una
investigación abierta en la PGR. Y, por supuesto, recordó el papel de Carlos
Salinas de Gortari en el ascenso de Peña Nieto y en el retorno del PRI.
“¿No es
quien saqueó como ningún otro las riquezas nacionales durante su mandato?”,
reiteró.
El tercer
comunicado anuncia 6 medidas. Más formal, el mensaje del CCRI del EZLN es muy
claro: retornan al contacto con los adherentes a la Sexta Declaración de la
Selva Lacandona, intentarán construir “los puentes necesarios” con los otros
movimientos sociales, y mantendrán la “distancia crítica” frente a la clase
política de todos los partidos.
Es el discurso
de un movimiento que cree en los tiempos cíclicos que ordenan silencio,
organización y manifestación política en determinadas circunstancias. Hoy es
tiempo de volver a hacerse ver y saber que no formarán parte del montaje
mediático-político del retorno del PRI a la presidencia de la República.
¿Cómo
reaccionará el gobierno de Peña Nieto frente a esta nueva circunstancia ante el
EZLN? Por ahora, los medios televisivos que han acompañado al mexiquense
convenientemente han minimizado el nuevo tiempo de los zapatistas mayas.