¡¡¡ES UN HIJO DE LA…!!!...
Por Ramón Durón Ruiz
Albert Einstein con una
sabiduría natural, en una carta dirigida a su hija afirmó: “Hay una fuerza
extremadamente poderosa para la que hasta ahora la ciencia no ha encontrado una
explicación formal…Es una fuerza que incluye y gobierna a todas las otras y que
incluso está detrás de cualquier fenómeno que opera en el universo y aún no
haya sido identificado por nosotros…Esta fuerza universal es el amor.”
El viejo Filósofo aprendió por
dos vías el energético poder del amor; por el ejemplo de mi madre y por el
camino del servicio incondicional con el que Jesús se ofreció al prójimo.
Es a través del poder del
amor, que el breve espacio de la vida se le hace más pasadera a este rústico campesino,
por eso trato de expresar el gozo de mi FE –Fuerza Espiritual– en el
regocijante poder de la alegría que genera el ingenio del mexicano, a través
del sentido del humor.
Estoy en desacuerdo con los
filósofos religiosos que viajan por el mundo con el rostro pétreo, casi
inexpresivo, como el abad Pombo, que vanidoso presumía que jamás en su vida
había reído.
Me cautivan en sentido
contrario San Francisco de Asís, con su robusta alegría, San Juan Bosco, que
aseveraba: “Un santo triste…es un triste santo”, también el Papa Juan
XXIII –El Papa bueno–, Juan Pablo II y el Papa Francisco.
De ellos, el bien querido y
mejor recordado sacerdote católico, escritor y catedrático potosino, Don
Joaquín Antonio Peñalosa, como sabio gambusino recogió las pepitas de oro que
intramuros y en la voz popular hablan del humor religioso, plasmándolas en
varios tomos, que como tuna del semidesierto al leerse dejan un grato sabor de
boca.
El querido Papa Juan XXIII
era un hombre sencillo, pleno de sabiduría, no sé si por su origen rural o por
esa sana conexión que brota cuando hay una armonía con el niño interior y con
el universo.
El Papa Juan Pablo II, era
un hombre seductor de masas, cautivador natural, tuvo la humildad de pedir
perdón por los errores históricos de la Iglesia, a su paso sembró millones de
afectos, hasta en creyentes de otras religiones por su inteligente pluralidad,
innata sabiduría y don de servicio.
El Papa Francisco, ha
sorprendido a propios y extraños con su humilde sencillez, que siempre mantuvo,
pero que ahora por su investidura de Papa se agiganta, llena mi vida espiritual
cuando explica con una pedagógica sencillez cómo la mano es el camino de la
oración.
Recientemente acaba de pasar
la visita Ad Limina Apostolorum, vista que cada cinco años efectúan
todos los Obispos del mundo, para informar al Papa Francisco del estado de
cosas de cada una de sus diócesis, a la vez que mantener una sólida unidad y
expresar el respeto entorno al sucesor de San Pedro.
Los obispos mexicanos
encabezados por el Arzobispo de Tlalnepantla Monseñor Carlos Aguiar,
aprovecharon su visita al Papa Francisco para invitarlo a visitar México, igual
aconteció con la reciente visita del presidente Enrique Peña Nieto, quien
manifestó la aceptación del Papa para viajar a nuestra tierra.
“Resulta que una joven va a
confesarse:
–– Padre, acúsome de
que...bueno...es que mi novio es un hijo de la tiznada.
El sacerdote la interrumpe y
dice: –– ¡Pero hija! ¿Por qué llamas así a tu novio?, ¿Qué
paso?...
–– Pues es que anoche
me tomó la mano.
El cura le toma la mano y le
dice: –– Mira, también te tomo la mano y no soy ningún hijo de la
tiznada.
–– Si... pero es que mi
novio después me abrazo.
–– Mira yo también te
abrazo y no soy ningún hijo de la tiznada.
–– Si…pero después me
beso.
El Padre la besa y le
dice: –– Mira, yo te estoy besando y no soy un hijo de la tiznada.
–– ¡Sí!, pero es que mi
novio…además me hizo el amor.
El cura la mete al
confesionario, le hace el amor y luego la dice:
–– Pues mira, yo
también te he hecho el amor y no soy ningún hijo de la tiznada.
–– Sí…pero es que mi
novio tiene SIDA.
–– ¡¡¡Es un hijo
de la tiznada!!!”1…
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