¿NO PAGAN LAS HORAS EXTRAS?...
Por Ramón Durón Ruiz
Ese sabio de vida tan
espectacular como admirado que era Osho, al hablar del amor afirmaba: “El
corazón del hombre es un instrumento musical, contiene una música grandiosa…Dormida,
pero está allí, esperando el momento apropiado para ser interpretada,
expresada, cantada, danzada…Y es a través del amor que el momento llega.
Un hombre sin
amor nunca conocerá qué música ha estado llevando dentro de su corazón…Es sólo a
través del amor que la música comienza a tomar vida, se despierta y deja de ser
un potencial para convertirse en realidad.”1
El viejo Filósofo como fiel
discípulo de los abuelos ha aprendido que “el amor es como lo ‘endejo, no se
razona…se siente”…
Cuando a tu vida llegue el
duelo que provoca alguna pérdida, un sufrimiento, enfréntalo llenando tu alma
de amor incondicional, que es un estado que te ayuda a ver la luz al final del
túnel, porque tiene la virtud de clarificar tu conciencia.
HOY date el permiso
de saber que a pesar de tu dolor…la vida continúa, decídete a amar el
milagro de la vida, de amar y disfrutar los pedazos de cielo que DIOS te
regaló: Tu Hogar, Tu familia, tu trabajo, tus amigos…
HOY decídete a construir un
día espectacular, recuerda que: “El amor incondicional depende del estado
del dador, no del mérito del receptor.”
Entiende que el amor es innato
a ti, hasta en los animales la madre protege con su vida a sus cachorros, sólo
por amor…Nunca el ser humano deja de necesitar una caricia, una palabra, una
mirada de amor, desde que es amamantado hasta que está por ir a rendir cuentas
a la morada del Padre se requiere de la energía vital que produce la fuente
primaria de la vida que es el amor.
A veces una dosis de amor nos ayuda a dejar de sobrevivir, para pasar a
vivir, a gozar la rica tersura de la vida.
Hay dos emociones primarias de las que emanan las demás: el amor y el
miedo, el amor es intrínseco al ser humano, el miedo –es un grito de auxilio al
amor– es extrínseco, es adquirido.
Mientras el miedo debilita tu potencial y te desarmoniza con el universo;
el amor –sabiendo que tu límite es el cielo– tiene la magia de llevarte a volar
por los confines del universo.
Cuando te das el permiso de encontrarte con el amor que llevas en tu
divinidad interior, te fundes tú, UNO CON EL TODO.
El amor tiene el sortilegio de construir el racimo de milagros que cada
nuevo amanecer trae especialmente para ti, HOY cambia tus emociones,
sentimientos y pensamientos de manera más positiva, mantente abierto a
recibirlos, la regla es bíblica: el que busca…encuentra.
El amor es tan poderoso que cambia lo difícil en fácil, los problemas en
soluciones, porque te inspira a ver la rica policromía de la vida desde otra
perspectiva, inspirarte, es entrar en contacto con el Espíritu Santo, para que
aplique el amor como ese bálsamo sagrado que sana todos los dolores.
En la prestigiada escuela de árbitros de Güémez, había
un joven silbante que por su amor al futbol y su capacidad, fue llamado al
mundial…Era tal su manejo arbitral que fue convocado para que pitara la final del campeonato…Después de los 90
minutos reglamentarios, el árbitro pasa a los dos tiempos extra, sólo que en
lugar de 15 minutos, el primero fue de una hora, el segundo tiempo extra iba en
otra hora, cuando los capitanes ya agotados física y emocionalmente suspenden
el juego y le reclaman:
–– ¡Árbitro!
¿Qué pasa? ¿Perdiste el reloj? ¡Ya pasaron los 30 minutos reglamentarios de los
tiempos extras, llevamos jugando casi dos horas y ¡No! pitas para entrar a los
tiros de penaltis!
–– Pero qué ‘abrones, ¿Qué aquí no pagan las horas extras?
–– Pero qué ‘abrones, ¿Qué aquí no pagan las horas extras?