martes, 19 de agosto de 2014

EL FILÓSOFO DE GÜÉMEZ…¡¡¡CON UN ‘INCHE OJO TIENES!!!...



¡¡¡CON UN ‘INCHE OJO TIENES!!!...

Por Ramón Durón Ruiz
Rubem Alves afirmó: “Enseñar, es un ejercicio de inmortalidad” es que ser MAESTRO ayuda a contactar con la Divinidad Interior “Las raíces latinas nos explican que el vocablo MAESTRO deriva de magister y éste, a su vez, del adjetivo magis que significa ‘más’ o ‘más que’…Al magister lo podríamos definir como ‘el que destaca o está por encima del resto, por sus conocimientos y habilidades’.”1

El viejo Filósofo tiene como maestros a los niños y a los abuelos, los niños con su innata ingenuidad y buena fe, siempre con un alma en aprendizaje y evolución; los abuelos con su natural sabiduría, a quienes les “interesa más arar en profundo, que poseer en extensión” ellos tienen mucho que enseñar y el campesino de Güémez demasiado que aprender.

Niños y abuelos viven con el principio de la auto similitud, que al repetirse frecuentemente con dos elementos, pasión y compromiso, traen consigo una rica variedad de lecciones, que a simple vista parecen ser diferentes y sin embargo al proceder del mismo principio, el amor incondicional, ayudan en la tarea de la trascendencia.

El viejo Filósofo siempre está abierto al aprendizaje, porque sé que cuándo dejo de aprender dejo de crecer y luego entonces…algo de mi principia a morir.

A las enseñanzas de los niños y los abuelos, agrego los cuatro puntos cardinales de quienes en el noreste mexicano son los maestros del Filósofo: 1.- Don Celedonio Junco de la Vega; 2.- Don Hermenegildo “El Maistro Torres” –creador del PUP–; 3. Armando Jiménez –El del “Gallito Inglés” en su Picardía Mexicana– y 4.- Mi querido amigo Armando Fuentes Aguirre “Catón”.

Tras ellos vienen cientos de MAESTROS en su calidad de personajes populares, mi región ha sido bendecida por las manos del PADRE con el ingenio, sentido de vida, amor a la tierra, picardía y humor de una pléyade de personajes, en los que se trasluce un espíritu festivo, colmado de gozo por el milagro del nuevo amanecer, personajes que vibran en lo más íntimo de su ser, con un estilo de vida que ilumina nuestro entorno.

Personajes en los que vive y vibra lo mejor de la alegría del colectivo social, que al emanar de lo más esencial de las entrañas populares, con su inigualable genio e ingenio son el santo y seña, la raíz y el compromiso de vivir un estilo de vida basado en el amor y el humor.

Los personajes populares son maestros de la escuela de la vida, son más grandes que el dolor, hacen “camino al andar” representan el excepcional andamiaje de nuestras tradiciones, personifican el entretejido de los ritos, mitos, el sincretismo, las leyendas, la fábula, las historias, son el alma, la voz y la palabra de nuestros pueblos.

Ellos –en su papel de maestros– sabiamente atesoran, construyen y trasmiten el conjunto de elementos materiales, éticos, morales, filosóficos, espirituales y cosmogónicos, a través de los cuales interpretan el vaivén de la vida.

Maestros de la escuela de la vida que con una habilidad pedagógica sin comparación, nos conectan con la fuente de poder, a la par que construyen un mundo que a la vez que nos impresiona, nos cautiva, impregnado de los valores que nuestros viejos han tenido el amor de retransmitir de generación en generación, valores que no son otra cosa que la civilización misma en marcha.

Entre tantos MAESTROS de la cultura popular de mi tierra están “Los Guayulones”, una familia victorense cuyo alias se acuñó hace muchos años, para apodar a uno de sus miembros y después por antonomasia, se hizo extensivo a otro integrante de esa dinastía.

El Guayulón” –publique un libro sobre ellos– fue un hombre que se convirtió en una celebridad en Ciudad Victoria, por ese alto sentido del humor…Siempre tenía la inmediatez para decir la palabra adecuada con esa su gracia inigualable…Cuenta un “sucedido” que uno de sus amigos sufrió un accidente y perdió un ojo, por lo que el hombre estaba desconsolado convaleciendo en el Hospital Civil.

Hasta la cama del dolor, llegó un grupo de amigos: Paco González, “El Pato” Alvite, Pancho García San Miguel, Naim Meida, “El Pelón” García y “El Guayulón”…Uno a uno empezaron a dar palabras de aliento al lesionado, mientras éste escuchaba, lloraba desconsolado, lamentándose de que sin un ojo prácticamente sería un inválido:
–– ¡Noooo! Ya la vida no tiene sentido para mí, con lo que me encanta la política, sin un ojo ¡Soy nada!, estoy perdido ¿Qué voy a hacer?... ¡La política es mi vida! –decía con lastimera voz.

Cuando tocó el turno al “Guayulón”, intentando levantar el ánimo a su cuate, simplemente dijo:
–– ¡Ya no llores ‘abrón!, pa’ lo que hay que ver en la política...¡¡¡CON UN ‘INCHE OJO TIENES!!!...
1 http://www.forumlibertas.com/frontend/forumlibertas/imprimir.php?id_noticia=28879

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