¡DE LA ÉPOCA EN LA TENÍAMOS TRABAJO!...
Por Ramón Durón Ruiz
El sabio humanista,
investigador y científico alemán-norteamericano Albert Einstein afirmó: “Triste
época la nuestra…Es más fácil desintegrar un átomo…¡Que un prejuicio!”…
Pareciese que
el prejuicio de nuestros partidos políticos, es creer que para que les vaya
bien a sus candidatos, es apostarle a que le vaya mal al gobierno en turno, no
importando con ello que se lleven entre las patas la gobernabilidad democrática.
Gobernabilidad -que
en algunas regiones del país por la ausencia tangible de buenos resultados,
parece que está prendida con alfileres- ignoran que es un asunto
fundamental del Estado Mexicano, en el que se involucran directamente la
seguridad, la generación de empleos y el combate eficiente a la pobreza
extrema.
Nuestra
democracia, tiene hoy partidos políticos con mucho poder económico y enorme
fuerza en el Congreso, pero no han tenido el talento de enraizarse en el
colectivo social…Partidos que ignoran que el secreto del éxito de las
democracias modernas es pactar un gran Acuerdo Nacional de Reconciliación que
sea capaz de devolver la credibilidad a la clase política, a la par que
reconstruir el andamiaje institucional de la nación.
Los mercados
internacionales no conocen de antipatías o afectos políticos, sólo buscan
negociar con Estados competitivos, por eso hoy los mexicanos exigimos a los
partidos una gobernabilidad que tenga como base: una eficiente rendición de
cuentas; una amplia participación social; una educación de calidad y la
competitividad, que en conjunto nos inserten con éxito en la globalidad.
A nuestros políticos no les
pedimos unanimidad, les exigimos sentido de Patria y unidad de
propósitos, para construir un andamiaje legal
que nos lleve a la resolución de problemas trascendentales para la estabilidad,
el crecimiento y desarrollo del país, dentro de un competitivo contexto
internacional.
Mientras en
otras latitudes el signo de los tiempos es una transición violenta, con luchas
fratricidas y miles de inocentes muertos, la nuestra es una transición tersa,
ordenada, pero hasta este momento, 14 años después del arribo del cambio en
2000, sin resultados tangibles en los hogares.
Hoy los
mexicanos soñamos con transitar por las carreteras sin ser asaltados por la
autoridad o por la delincuencia, queremos vivir en nuestro hogar no con temor o
llenos de miedo, sino en paz, tener empleos bien remunerados, que se ataque
frontal la pobreza extrema y la alimentaria.
Para ello es menester
que nuestra partidocracia lleve a cabo un solidario y fraternal trabajo para
reconstruir el tejido social.
La
promulgación de la Reforma Energética en la presente semana, que analizada y
votada desde el Congreso de la Unión, es un cambio radical al régimen fiscal
del gas y la electricidad, generando un impacto positivo en los inversionistas
internacionales que auguran la llegada de fuertes inversiones privadas y con
ello la generación de empleos.
Esta es una
muestra de cómo cuando nuestros políticos se arremangan las mangas de la camisa
y se ponen a trabajar por México, no sólo salvaguardan la estabilidad
macroeconómica, sino que promueven también el bienestar de las presentes y de
las nuevas generaciones, todas ávidas de políticos que den buenos resultados.
Concluyo con
el humor del viejo Filósofo de Güémez que fiel a la picardía del
mexicano, afirma:
“Hay políticos que son como las
medias…nomás sirven pa’ meter la pata”…
Resulta que
una amiga le pregunta a otra:
–– ¡Oye!,
que muebles tan hermosos tienes ¿De qué época son?...
–– ¡De la
época en la teníamos trabajo!...