Rubén Cortés…RMX…
La Reforma Educativa enfrentó a AMLO y
Elba Esther Gordillo al mismo adversario: el presidente Peña. Así que nuestros
dos políticos más incombustibles y hechos al más crudo pragmatismo para aliarse
con quien sea si sirve a sus intereses, han unido fuerzas en su contra.
AMLO llamó el 1 de diciembre a “la
desobediencia civil pacífica contra Peña Nieto”. Gordillo convocó el 20 a “la
resistencia civil pacífica contra la Reforma Educativa” impulsada por el Peña para
establecer bases constitucionales en el Servicio Profesional de Carrera
Docente.
A partir de la convergencia de intereses,
los operadores de ambos pusieron manos a la obra:
–Martí
Batres, dirigente nacional de Morena, puso a disposición de los maestros a los
abogados de esa organización para tramitarles amparos, contra la reforma.
–Artemio Ortiz Hurtado, activista sindical
del magisterio, anunció que “vamos a llenar los juzgados de Distrito y el
Tribunal Federal con amparos una vez que suban la Reforma Educativa al Diario
Oficial de la Federación”.
La propia Gordillo adelantó el 20 de
diciembre, durante el 35 Consejo Nacional del SNTE, “acciones jurídicas y
legales, como amparos y demandas”. Una lluvia de amparos, pues bajo sus órdenes
se encuentran un millón 750 mil maestros.
Y, de manera sintomática, AMLO empezó a
atacar al mayor enemigo político de Gordillo, el titular de la SEP, Emilio
Chuayffet, quien en 2003 la tumbó de la coordinación del Grupo Parlamentario
del PRI en la Cámara de Diputados y alentó su expulsión del partido.
Una semana después de que Gordillo llamara
a “la resistencia civil pacífica contra la Reforma Educativa” y recordara sus
“agravios y cosas personales” con Chuayffet, AMLO criticó a éste en Twitter:
“Cuando me desaforaron y tuvieron que
rectificar, Chuayffet exclamó “¡Se nos rajó Fox!”. Y algo peor: los chinchones
y la masacre de Acteal”.
Entonces, la coalición AMLO-Gordillo ya es
un hecho: Jesús Martín del Campo, del Comité Ejecutivo Nacional de Morena,
advirtió que los amparos fueron realizados por especialistas “para que los
magistrados no puedan rechazarlos”.
Sin embargo, es una alianza de facto, al
estilo del líder de Morena cuando sus incumbencias políticas coinciden con las
de “la derecha” o “la mafia que nos robó el poder”, pero mantiene la fachada
“progresista” ante sus seguidores más dogmáticos.
Así funcionó su alianza con la candidata
del PAN, Josefina Vázquez Mota, en contra de Peña a lo largo de un buen trecho
de la pasada campaña presidencial. AMLO y ella sólo intercambiaron alguna
crítica apenas en el último debate.
Aquella alianza de facto llegó a preocupar
seriamente a panistas doctrinarios como el ex dirigente nacional del partido,
Germán Martínez Cázares, quien escribió en su columna semanal de Reforma:
“La siguiente etapa (…) será pedirle (a la
candidata panista) declinar su candidatura para formar un bloque opositor al
PRI. Esos apuñaladores del sistema de partidos cocinan una nueva ‘iniciativa
ciudadana’ con el mismo aderezo antipriista”.
Ahora AMLO se alió con Gordillo…Conjunción
imprevista, pero curiosa: el PRI los crió… y Peña los juntó.