José Luis Castillo Sandoval
*Patos del laguito de Las
Arboledas protestarán contra enviciadores…
*Fuertes olores de orines y
basura de envases de cerveza los afectan…
*Tomás “La Potranca”
Benavides, relata la muerte del ganso Plutarco…
AUNQUE USTED NO LO CREA…
Según Daniela
Camino, comunicadora inter especies, los seres humanos se pueden comunicar con
los animales y la ciencia moderna comienza a darse cuenta de ello, aquí
relataremos lo sucedido en nuestra ciudad.
Cientos de patos
habitantes del laguito ubicado en el fraccionamiento Las Arboledas, se
encuentran inconformes después de sentirse vejados y humillados por jóvenes que
los fines de semana acuden a divertirse y sin respeto a los habitantes del
lugar le dan vuelvo a los sonidos de música hasta las ocho de la mañana, sin
que los dueños de un antro de vicio sean molestados por las autoridades.
A través de un
interlocutor, los patos y gansos, aseguran verse afectados en su salud por los
altos sonidos, los jóvenes que acuden al centro de vicio, ubicado frente al
laguito, dejan fuertes olores al orinarse y defecar en la vía pública, dejando
basura, envases de cerveza y botellas de vino tirados dando mal aspecto a la
entrada de este pomposo fraccionamiento.
Los patos y
gansos, se encuentran tan molestos que ya preparan una manifestación y ya
buscan quien los apadrine para contratar el transporte que los lleve al lugar
indicado y así señalar a las autoridades el descontento ante el nepotismo de
las personas encargadas de vigilar la ley de alcoholes y el medio ambiente.
Los mismos
enviciadores, cuentan con mucha influencia al tramitar y lograr la autorización
de colocación de topes de concreto frente a sus negocios para que los
ciudadanos también se den cuenta de que son influyentes al colocar sus
automóviles arriba de las banquetas y en doble fila.
Si dudan de lo
externado por los patos y gansos, les voy a contar una historia sucedida en este lugar y es platicada
por importante persona que a diario les otorga alimento y logra tener
comunicación.
Cuenta Tomás “La
Potranca” Benavides, que un día sucedió un robo en el Oxxo, ubicado frente al
laguito de Las Arboledas –Benavides se desempeñaba como agente de la Policía
Ministerial del Estado (PME)- y fue comisionado precisamente para aclarar este
hurto.
Tomás Benavides,
con gran astucia rápidamente logró ubicar al supuesto ladrón, pero al no contar
con ningún testigo el hampón podría ser liberado y no pisar la cárcel, fue así
que Tomás preguntó si alguien reconocía al ladrón, señalándole la gente: “El
único testigo fue un ganso que pasaba por el lugar”.
Fue así que
Tomás se acordó de su habilidad para lograr parlar con los animales, sin
dudarlo, le gritó al ganso de nombre Plutarco y este al escuchar acudió
pavoneándose al llamado de su gran amigo que todos los días le daba de comer y
por eso le era muy fiel.
Al llegar el
ganso Plutarco con su amigo Tomás, este casi se le cuadró y le dijo: “Estoy a
tus órdenes, dime y yo te daré mi versión de los hechos”.
Tomás
rápidamente le comentó al ganso Plutarco: “Esta persona que tengo frente a ti,
es la misma que cometió el hurto en la tienda Oxxo, el ganso sin pensarlo movió
su cabeza en señal afirmativa, el ministerial turnó al delincuente a la agencia
investigadora para posteriormente ser encarcelado”.
Después de un
tiempo, el policía ministerial fue avisado de que el “ratero” había abandonado
la cárcel para luego al día siguiente darse cuenta de que el ganso Plutarco
había sido asesinado en el laguito.
Por conclusión,
Tomás Benavides, afirmó el delincuente se había vengado del ganso Plutarco por
haberlo señalado como la persona que afectó los intereses del propietario de la
tienda Oxxo.
“La Potranca”,
al ser avisado de la muerte del ganso Plutarco, acudió a levantar a su amigo
del alma para después trasladarlo recargado en su pecho y llegar a una reunión
con personas allegadas, le preguntaron que le había pasado a Plutarco y a grito
abierto y con lágrimas en los ojos les contó lo sucedido.
A altas de la
noche y con todo el dolor marcado en su cara por haber perdido a su amigo
Plutarco, Tomás se dirigió rumbo a su domicilio de Las Arboledas, llamando por
teléfono a uno de sus hijos para pedirle le proporcionara una pala para darle
sepultura a su amigo.
Fue así que Tomás
con torreta encendida iniciaba el último adiós para su amigo, los vecinos
alarmados llamaron a la policía preventiva, acudiendo dos patrullas y al
preguntar lo sucedido se conmovieron del dolor de Tomás que ellos también
encendieron las torretas de su patrulla.
Los jóvenes que
llegaban a sus hogares preguntaron a Tomás que sucedía y después de contarle lo
sucedido más de cincuenta chamacos a grito abierto despidieron el cuerpo del
ganso Plutarco.
Así es que ya
saben ladrones y enviciadores el espíritu del glorioso ganso Plutarco los vigila
día y noche en Las Arboledas.
Nos vemos en la otra, si
Dios quiere…