EL FILÓSOFO DE GÜÉMEZ…
Por Ramón Durón Ruiz
Cuando me pregunto, ¿por qué el viejo Filósofo gusta a la gente?, la respuesta es muy sencilla: Porque tiene la simplicidad de la vida, que ha aprendido de los personajes de nuestra cultura popular.
Ellos vibran con la vida, disfrutan lo que hacen, lo que dicen, lo que piensan, se disfrutan a sí mismos; tienen ese privilegiado estilo de vida con el que tocan los temas profundos con la más suave sencillez…Personajes cuya originalidad no consiste en hacer o decir cosas nuevas, sino en hacerlas o decirlas como si nunca se hubieran hecho o dicho antes…Ricardo Grijalva de León, poeta norteño, sintetiza bien la excepcional sabiduría, ágil inteligencia y picardía que a raudales poseen nuestros personajes populares:
Hay sabios que no tuvieron
más libros que el de la vida,
en cuyo saber anida
más ciencia que en los letrados,
que cuando fueron probados
supieron dar la medida.
Nuestros personajes populares han sabido trascender los entretelones del tiempo, porque son poseedores de un singular ingenio y de un sentido común que se trasluce en cada paso del camino, con su exclusivo toque de vida tienen un espacio ganado a pulso en el colectivo social.
Algunos personajes son ampliamente conocidos en la geografía nacional, otros son historias locales que se comunican por la tradición oral de generación en generación, hay unos terceros que por su relevancia y simpatía son un auténtico mito social.
El viejo Filósofo ha aprendido de los personajes populares, que “las cosas buenas, sólo le suceden a la gente buena” y a través de nuestra excepcional cultura popular ha descubierto un mundo incomparable e inimaginablemente mágico, fantástico, encantador, seductor, inteligente, gracioso y atractivo.
Uno de esos personajes populares de mi tierra es el Lic. José María Parga Limón, con una trayectoria impresionante, destacando en lo académico, pero sobre todo en la poesía, en donde ha publicado cinco poemarios.
En dos ocasiones ha ganado el primer lugar del Concurso Nacional de Poesía Charra, y ha representando a México en encuentros internacionales declamando sus poesías.
Sus poemas en Charrorrimas, son una exaltación de los valores y la belleza de una de las tradiciones mexicanas: la charrería; la que para él tiene como principal objetivo, que la gente charra se ría de sí misma…En seguida permítame compartir con usted, querido amigo, una muestra de sus ingeniosos poemas.
Mensaje de una Adelita:
Aunque te quiero y me gustas
no me tienes tan contenta;
escucha lo que te digo,
y por favor, tenlo en cuenta.
Te portas como mi bayo:
mansito y aguantador,
y vuelves a ser como antes,
cuando pretendías mi amor.
O hago lo que hacen algunas
cuando no les gusta el potro
y no hayan qué hacer con él:
te rifo… y me busco otro.
Y otras más:
“Jineteaba Toño ayer,
bien agarrado a la gaza
y le grito su mujer,
que se hallaba entre la raza:
‘¡Así te quisiera ver
cuando llegues a la casa!’”
“Cuídate mujer del charro
cuando te invite a pasear
ya sea a caballo o en carro,
que después de saludar,
acostumbra pachonear.”
“La escaramuza es la niña
que parió la charrería.
Nació con gracia y belleza,
nació con noble hidalguía.”
“De México que es su padre
heredó la valentía,
y la aman propios y extraños
porque así Dios lo quería.”
“Decía Don Lalo González,
charro de sabios consejos:
“No te juntes con vivales,
ni convivas con pendejos,
porque el vivales te friega
y lo pendejo se pega.”
“Quizás fue casualidad
el haberte conocido,
pero no es casualidad
el amarte así, rendido;
ni que tus charritos tengan
mis gustos y parecidos.”