¡¡¡NUNCA HA SALIDO DE
GÜÉMEZ!!!...
Por
Ramón Durón Ruiz
En la universalidad del pensamiento, el poeta alemán Johann Wolfgang von
Goethe afirmó: “El único hombre que no
se equivoca es el que nunca hace nada.” Por su parte, José Ortega y Gasset con nítida claridad afirmó: “La vida nos ha sido dada…pero no nos la
dieron hecha”…
Mi sagrada Mamá me enseñó que en el diario caminar, en el andar de la vida, existía la posibilidad de caer
en tropiezos, de cometer errores –errores que dejan enseñanzas para aprender a
ser humilde– también aciertos y éxitos que recuerdan que “DIOS no patrocina
fracasos”…
Y si el que camina tiene el riesgo de tropezarse y caer, también tiene el
derecho, el compromiso personal de levantarse, sacudirse el polvo, llorar –que
es limpiar el alma del dolor– y seguir adelante.
En la vida del viejo Filósofo a veces por ligereza, otras por ignorancia,
–pero por buena fe, nunca por la insana maldad– han existido muchos errores; no
justifico, ni niego a ninguno, “porque
el error no se niega…se supera”, reconocerlo me ha hecho humilde;
también hay aciertos que me recuerdan que en esta vida “Dios está conmigo…no contra mi”
Los hombres de bien reconocen y aprenden de sus errores, sabiamente hay una
frase que dice: “Si pudiera
borrar todos los errores de mi pasado…estaría borrando toda la sabiduría de mi
presente”…
“La vida es como un piano, las teclas blancas representan los momentos
felices, las negras los momentos tristes […los errores, los
fracasos, los tropiezos] ambas le
dan música a la vida”…
Si el fundamento de la
música es el amor, sabiendo que soy falible, “Errare Humanum Est” “Errar es de humanos”, no cierro los ojos a
mis errores, ahí hay una lección por aprender, una enseñanza para crecer, duele
mucho, demasiado errar, pero duele más cerrar los ojos del alma y perder la
lección.
El error es una instrucción,
un coscorrón que la vida da a quienes tienen la osadía de intentar, la clave
radica no en ignorarlo, sino en bien aprovecharlo pidiendo respetuosas disculpas,
perdón si es necesario…y alzar el vuelo.
A pesar de los tropiezos, de
las fallas, de los garrafales errores, “La
vida siempre da una segunda oportunidad para todos, se llama HOY,” su
fuerza radica en la esperanza y la fe; reconocerte falible aleja la rigidez de
lo escrituralmente perfecto, mejora tu calidad y calidez de vida, hace que tu
día tú más encantador.
Quino escribió: “Lo ideal sería tener el corazón en la cabeza
y el cerebro en el pecho, así pensaríamos con amor y amaríamos con sabiduría”
Así es el humor del mexicano
pleno de amor y sabiduría lo que me “da pie” para parafrasear la siguiente
historia: “Resulta que un pela’o llega a Güémez a conocer al Filósofo, al
llegar a su casa ve un letrero que dice: “Vendo perro que habla…vara pa’l amigo”.
El visitante espeta: ¿No hay genteeeee?
Sale el campesino de allá mesmo, amablemente lo saluda a la vez que lo
invita a pasar, pero el pela’o, ahora más que conocer al Filósofo, lo que
quiere es ver al perro, el anfitrión lo invita a pasar al patio.
Encuentra echado a un perro de la calle que el Filósofo había recogido:
–– ¿¿¿Es cierto que hablas??? –pregunta el visitante al
perro.
–– ¡Sí!, -contesta el canino.
Después que se recobra del shock de
oír hablar al perro, le dice:
–– ¿Cuéntame tu historia?
El perro le dice: –– Desde que era cachorro el Filósofo me enseñó
a hablar en varios idiomas, lo supo la CIA me llevaron a trabajar de espía
a Irak, Afganistán, con los talibanes que no imaginaban que un perro les
estuviese entendiendo lo que hablaban…Fui condecorado como espía y decidí
retirarme…En el aeropuerto de la Cd. de México trabaje de espía encubierto,
vigilando sujetos sospechosos y oyendo lo que decían; descubrí muchos manejos
ilegales…Luego volví a Güémez y tuve muchos cachorritos y ahora estoy
retirado.
El pela’o, atónito le pregunta al Filósofo:
–– ¿Cuánto quieres por el perro?
–– ¡Cien pesos!
–– ¿Cómo que cien pesos?... ¡Pero si este perro es espectacular! ¿Por
qué lo vende tan barato?
–– Porque es un ‘inche mentiroso…¡¡¡Nunca ha salido de Güémez!!!”…