¡TÚ NO VIENES DE CACERÍA!...
Por Ramón Durón Ruiz
Hoy parafraseo al alemán
Otto
Casi todos los políticos son
buenos para eso de echar mentiras, pero lo cierto es que hoy no me referiré a
ellos…Hablaré, sí, de los más colosales mentirosos, que sobre el mundo han sido
y son: los cazadores y los pescadores.
Solía decir Churchill que
entre todas las clases de mentiras las más tremendas son las de
estadísticas…Estadísticamente eso es mentira: las mentiras más monumentales son
las que contadas y cantadas por los cazadores y los pescadores.
En el prólogo de uno de mis
textos dedicado a los hombres del rifle y del anzuelo mi querido amigo y
formidable maestro Armando Fuentes Aguirre “Catón” dice: “Los cazadores
y los pescadores nunca se miden, yo no doy mucho crédito al dicho de
San Huberto, celestial patrono de los cazadores, según el cual se le pareció un
venado con una cruz luminosa entre la cornamenta de 18 puntas.
No dudo de los milagros, no:
pero dudo de San Huberto por la sencilla razón de que era cazador…De lo que
cuentan los cazadores la mitad no es cierto y la otra mitad es mentira…A lo
mejor ese venado ni tenía 18 puntas ni mostraba cruz alguna entre los cuernos”
Los cazadores y los
pescadores forman parte del selecto grupo de personajes populares que
tienen a flor de piel una inigualable imaginería con la que atrapan los
sentidos.
Dice un refrán: “Para decir
mentiras y para comer pescado, hay que tener mucho cuidado.” Ignorante en los
quehaceres de una de las artes más antiguas, no sé si los pescadores tengan
cuidado cuando se comen lo que pescan, pero ciertamente no lo tienen cuando
hablan acerca de lo que pescaron o de lo que cazaron.
La cacería y la pesca son
una forma de vida de los hombres de la región noreste de nuestro país…pescar y
cazar es tan antiguo como el hombre mismo; representa una actividad para la que
se requiere habilidad, genio, sutil ingenio, graciosa picardía y hasta fina
ironía de aquellos que hacen de este oficio una vocación de vida.
Simpliano se fue de cacería
de osos, después de armar el campamento salió y al encontrarse con un pequeño
oso de color marrón, lo centra en la mira y le dispara, espantando al animal
pues falla el tiro…Entonces siente un golpecito sobre su hombro y al darse
vuelta, ve un gran oso negro que le dice: — Tienes dos opciones: O te
muerdo hasta la muerte o nos entendemos con sexo.
Simpliano opta por la
segunda opción decide agacharse…Aunque se sintió dolido por 2 semanas,
rápidamente se recupera y juro venganza.
Por lo que inicio otro viaje
para encontrar al oso negro, al poco tiempo lo divisa y le dispara, fallando de
nuevo el tiro.
Entonces sintió otro
golpecito en el hombro…Esta vez un enorme oso grisáceo estaba atrás…Era más
grande que el oso negro y le dice:
— Esto te va a doler
pero tienes dos opciones; o te golpeo hasta la muerte o nos entendemos con
sexo.
Otra vez piensa que era
mejor perder su dignidad que su vida…Aunque sobrevive, pasan muchos meses hasta
que logra recuperarse...Ultrajado, se dirigió de nuevo al bosque con una sola
meta: ¡Matar al oso!...
Logro encontrar la pista del
oso grisáceo, lo ubica y le dispara, fallando nuevamente…Vuelve a sentir un
golpecito en el hombro, giro y ve un descomunal oso polar que mirándolo
fijamente le dice:
— Admite una cosa
‘abrón… ¡Tú no vienes de cacería!...